jueves, 9 de febrero de 2012

Aprendizaje cooperativo II



Las estructuras de trabajo en equipo como recurso para aprender.

En esta segunda fase del curso teórico-práctico sobre el aprendizaje cooperativo, volvimos a reunirnos el grupo de compañeras para consensuar las estructuras que queríamos aplicar.  Decidimos las siguientes 'Lápices al centro' y 'Los números' aunándolas en una sola; de tal manera que usaríamos la estructura de 'Los números' como final de 'Los lápices al centro'. También convinimos en dejar cierta libertad personal a la hora de aplicar estas estructuras así como de utilizar cualquier otra que nos pareciese interesante.

Así pues decidí aplicar, para el área de Matemáticas, las dos estructuras en una como habíamos acordado en mi grupo, volver a emplear los 'Lápices al centro' con otra puesta en común diferente y utilizar 'Juegos de palabras' para el área de Lengua.

Antes de trabajar con las estructuras, pedí a la tutora, que conoce a sus alumnos muy bien ya que lleva con ellos varios cursos, que hiciera grupos base de cuatro alumnos con una composición heterogénea; es decir, distribuir a los alumnos conforme a tres subgrupos: los más capaces de dar ayuda, los más necesitados de ayuda y el resto de alumnos que nos están ni en un lado ni en el otro. El orden por el que un alumno debía empezar la actividad dentro de su grupo base se estableció en función del orden alfabético de sus nombres para continuar según la dirección de las agujas del reloj.

La estructura 'Lápices al centro' la usamos para la resolución de problemas. Carmen, la tutora, preparó una ficha con 8 problemas (cuatro para cada sesión). Esta estructura consiste en que cada alumno se hace cargo de la resolución de un problema (debe leerlo en voz alta, debe asegurarse de que todos sus compañeros aportan información y comprobar que todos saben y entienden la respuesta consensuada). Mientras hablan sobre cómo se hace y deciden cuál es la respuesta correcta, los lápices de todos se colocan en el centro de la mesa. Cuando todos lo tienen claro, cada uno coge su lápiz y resuelve en la ficha el problema sobre el que están trabajando. En este momento ya no pueden hablar, sólo se puede escribir. Una vez completados los problemas, para la corrección de los mismos pasamos a aplicar la estructura 'Los números'. Fui diciendo un número totalmente al azar y el alumno que coincidía con ese número en la lista de clase, salía a la pizarra y explicaba cómo su grupo había resuelto el problema. Así sucesivamente hasta completar la ficha.

En el desarrollo de esta estructura surgieron algunas dificultades como  echar la culpa de la mala resolución de un problema a uno de los integrantes del grupo, esto sirvió para aclarar que una vez consensuada la respuesta, el ejercicio era del grupo y como tal debían asumirlo. Habían tenido tiempo y ocasión para hablar y discutir sobre ello. También un alumno no quería trabajar en equipo, esto le produjo mucha desazón y nerviosismo, teniendo al principio mucha dificultad en ponerse de acuerdo con sus compañeros pero poco a poco fue acoplándose y al final hizo una valoración muy positiva sobre trabajar en equipo.

En una  segunda sesión volvimos a aplicar 'Los lápices al centro'  pero cambiando la puesta en común. Se eligieron 4 grupos al azar y cada grupo nombró un portavoz que explicaba al resto cómo su grupo había resuelto cada uno de los problemas. En esta segunda  ocasión todo fue sobre ruedas.

Por último, para el área de Lengua elegí 'Juegos de palabras'. Esta estructura la aplicamos de la siguiente manera: la tutora escogió dos palabras relacionadas con el tema de Conocimiento del Medio que estaban trabajando en ese momento. El primer alumno (ahora el orden alfabético es estableció al revés: es decir, empezaba el último nombre de la lista) escribía una oración con la palabra, una vez escrita la leía a sus compañeros de grupo (podían corregir cualquier fallo en la ortografía o composición) y la pasaba al siguiente que iba ampliando con otra oración u otras oraciones, así sucesivamente hasta tener escrito un pequeño texto que en última instancia podían modificar, corregir, ampliar colectivamente... hasta hacerlo suyo. Por último cada portavoz fue leyendo en voz alta el texto elaborado por su grupo y se fueron viendo los diferentes textos generados a partir de una misma palabra. Muy interesantes los resultados de esta estructura.

Nos quedó algo de tiempo para dar la oportunidad a los alumnos de comparar las dos estructuras aplicadas. Opinaron que si bien la primera estructura era más mecánica y fácil, la segunda les había parecido más creativa.