domingo, 1 de diciembre de 2019

Un cumpleaños y una escapada a la Serranía de Ronda


Una de las ventajas de vivir en San Pedro Alcántara es que tenemos Ronda y su serranía bastante cerca. Así que cuando uno está cansado de costa y playa, escaparse a Ronda y visitar alguno de los pueblos que conforman la comarca es un auténtico placer sobre todo en otoño y primavera.

Ernest Hemingway hablaba de la Serranía de Ronda como el lugar perfecto para celebrar la luna de miel, donde Ronda y sus alrededores eran “un auténtico decorado romántico”. En este caso yo diría que ha sido el lugar perfecto para celebrar mi cumpleaños.

El hotel Los Pilares de Ronda en la finca Los Pastores es un alojamiento en el que hacía mucho tiempo quería hospedarme así que el regalo sorpresa fue precisamente este. Se encuentra en el centro en una gran finca poblada de  encinas y a tan sólo 4 km de Ronda. El entorno es una auténtica maravilla y de un gran valor ecológico. Recorrer sus alrededores, respirar  el aire puro entre aromas de lavanda, tomillo y romero, admirar los pavos reales y los gansos que corretean por allí, escuchar el canto de los pájaros, el relinchar de los caballos... ¡el paraíso!




Queríamos visitar Atajate y Alpandeire por varios motivos.

Atajate porque hacía muchísimo tiempo que no íbamos y porque habíamos leído sobre las bondades del queso de almendra que allí elaboran, una auténtica joya gastronómica según los expertos, e íbamos en su 'busca y captura'. Lo encontramos en el único obrador que hay en el pueblo, la panadería Rocío, panaderos desde 1942 que no solo hacen el famoso queso de almendra sino otros muchos dulces artesanos (magdalenas, pestiños, enredadillos, roscos, empanadillas, dulces de leche,...) y diferentes y exquisitos panes de semillas, especiales de centeno, maíz, malta, kamut,... Todo el pan se elabora de manera totalmente tradicional en horno de leña. La tahonera, aunque la panadería se llame Rocío, es Lina, una mujer cercana y auténtica que te explica con todo detalle cómo elaboran cada producto.



Atajate, es el pueblo más pequeño de la provincia de Málaga. Se encuentra situado entre los valles del Guadiaro y del Genal. Limita con los municipios de Alpandeire, Benadalid y Jimera de Líbar. Ofrece un paisaje en el que los olivares, viñedos y campos de cereal conviven con las encinas, alcornoques y matorrales que cubren roquedales y bosques. Tiene su origen en una fortificación árabe de principios del siglo VIII y, dado el carácter estratégico de su ubicación en el camino que une el Campo de Gibraltar con Ronda, ha jugado un papel de cierta relevancia en ciertas épocas históricas.



Iglesia de San Roque
Otro de los aspectos por los que Atajate tiene fama es por la elaboración del mosto. Aquí recibe el nombre de mosto, como en otras zonas de la baja Andalucía, el primer vino fermentado que se empieza a beber a partir del mes de noviembre y que tiene alrededor de 10 u 11 grados. Lo elaboran algunas de las familias del pueblo de manera artesanal y es otro de los atractivos culinarios de este pequeño pueblo. Y, ¡por supuesto que compramos!

Recorrimos todo el pueblo y una de las cosas que más nos llamó la atención y encantó fue que cada casa tiene un azulejo en la puerta con el nombre de las mujeres que viven o han vivido en ellas como una manera de empoderar y reivindicar el papel de la mujer rural. Bajo el nombre ‘La visibilidad de las mujeres’, esta iniciativa surgió impulsada por la alcaldesa, la socialista María Auxiliadora Sánchez. Hice fotos con las placas más originales o significativas. Una iniciativa realmente bonita y que hace de Atajate un pueblo diferente.




Dos eran las razones de ir a Alpandeire: era el único pueblo que nos quedaba por visitar de la Serranía de Ronda y comer en el restaurante La Cueva de la Higuera. Después de una carretera en buen estado pero llena de curvas aparece con la luminosidad que caracteriza a los pueblos blancos.




Esta villa, aparte de muchas otras cosas, es  archiconocida porque aquí nació fray Leopoldo de Alpandeire. Allí podemos encontrar la casa natal, un monumento a las afueras y una iglesia aún en construcción. Fuera del casco urbano, en el camino hacia Ronda, se localiza la Villa Fría, un pequeño inmueble que también sirvió de morada para este beato que cuenta con numerosos devotos en todo el mundo. 


Un bonito y original nombre para una calle.

Pero nuestro objetivo era realmente comer en La Cueva de la Higuera para celebrar mi cumpleaños. Hacía ya mucho tiempo que tenía guardada la información de este restaurante y por fin se hizo realidad.




Es una pequeña y coqueta bodega restaurante que destaca por su originalidad y encanto. En el interior hay una enorme roca caliza típica de la zona y que recibe el nombre de "chiscarra" y que ocupa  la pared más grande de la sala. En épocas de lluvia el agua se filtra desde la capas superiores y cae como una cascada por esta pared natural. El día que nosotros estuvimos hizo un día especialmente soleado y caluroso así que no pudimos ver esto pero sí disfrutar de las atenciones de Rocío y José y degustar sus ricos platos.

 


En este vídeo puedes verlo mejor y la historia de cómo nació este restaurante es realmente curiosa y merece la pena leerla.



Así que si andas "turisteando" o piensas hacerlo por la espectacular Serranía de Ronda, espero que mi información y experiencia puedan serte útiles.






sábado, 6 de octubre de 2018

Nick Drake y un viaje por el suroeste de Inglaterra VI 🇬🇧

Y llegó nuestro día de vuelta a Bristol para volar a Málaga. El avión salía a las 19.40 y el coche había que entregarlo a las 17.00h, así que aún teníamos toda la mañana para pasearnos por los alrededores y comer tempranito en Henley. 

El viaje de vuelta, casi todo por autopista, fue muy bien, excepto el último tramo en el que el GPS, para que no se nos olvidaran las carreteras estrechas y complicadas, nos llevó por una de ellas. Entregamos el coche sin un rasguño y sin haber tenido ningún percance que ya tenía mérito dado las situaciones de conducción tan complicadas en las que nos habíamos visto. ¡Qué liberación!

Llegamos al aeropuerto con el tiempo suficiente para hacer todo en plan tranquilo y esperar la hora de salida del avión. Pero una de las pesadillas que le puede ocurrir a un viajero es que el vuelo se retrase (retrasos sí que hemos padecido varias veces) o que se cancele. A nosotros nos ocurrieron las dos cosas. Después de que el vuelo se retrasase más de dos horas, al final casi a las 22.00h el vuelo fue cancelado.  Verte en esta situación, ya de noche, después de  varias horas de desplazamiento, un montón de horas de espera, hacer un par de colas, de escuchar las explicaciones de la compañía aérea en un idioma que no es el tuyo, cansadísimos... pues te quedas noqueado.

Creemos que tenemos  todo bajo control, pero esa sensación es ficticia. Más allá de las cosas que sí podemos organizar y están bajo nuestro radio de acción, existen numerosas circunstancias que nos son ajenas y que se escapan de nuestras manos. Es cierto que cuando viajamos, especialmente si es verano, debemos ir preparados mentalmente a que puedan ocurrirnos imprevistos ya que nadie está libre de esto pero una cosa es conocerlo y otra que te pase. Porque no saber qué va a pasar ante una situación, la incertidumbre, es una de las peores sensaciones que se pueden sentir. Según he leído la razón es que el "cerebro no está preparado para la falta de control y se paraliza ante lo nuevo, inesperado e imprevisto".

Una de las cosas que yo suelo hacer, y creo que suele hacer la mayoría de la gente cuando está pasando por la misma difícil situación junto a otras personas, es buscar un sistema de apoyo por lo que rápidamente nos juntamos con dos chicos españoles  y formamos una piña para afrontar juntos lo que se nos venía encima. ¡Compartir los pesares aligera la carga, reduce el estrés e incluso llegas a ver la situación hasta con sentido del humor!

Cuando nos llegó el turno para que la compañía aérea Easyjet nos diera explicaciones, sus propuestas para llegar a nuestro destino eran o buscarnos un vuelo alternativo con otras compañías que pagaríamos nosotros y luego se lo reclamaríamos o nos daban billetes en uno de sus aviones pero solo había billetes disponibles para el siguiente jueves y ¡estábamos a domingo!  Por supuesto que intentamos la alternativa de otro vuelo, con el móvil y la tableta, pero eran con escalas y además carísimos, así que agotados e incapaces de pensar claramente ni tomar ninguna otra decisión y siendo las 23.00h optamos por coger los billetes para tres días y medio después. Eso sí, la compañía se hacía cargo del hospedaje y manutención durante todos esos días.

El hotel que nos adjudicó la compañía aérea fue Holiday Inn Bristol Airport. Es un hotel ubicado cerca de la terminal del aeropuerto de Bristol y dispone de un servicio de traslado cada media hora durante 24 horas. Y desde el aeropuerto hay un  autobús, con continuas salidas y llegadas, que te lleva al centro de Bristol en una media hora. Algo pesado hasta que te acostumbras porque no hay más remedio.

Así que con esos días por delante, nos hicimos a la idea de que el viaje se alargaba y que teníamos la oportunidad de conocer Bristol que no estaba en nuestro itinerario. En ocasiones, la mejor actitud es aceptar que las cosas son como son, especialmente cuando llega un momento que has intentado hacer algo al respecto pero no ha dado sus frutos. ¡Así que nos fuimos de cabeza a Bristol!

 
Bristol es una ciudad marítima llena de vida y con un centro con un tamaño perfecto para recorrerlo a pie. Es una de las ciudades con mejor calidad de vida de todo Reino Unido según el Sunday Times y  primera ciudad europea en la lista de sitios que ver en 2018 para National Geographic.

Cogimos un autobús para acercarnos al puente colgante de Clifton, todo un símbolo de la ciudad, que cruza la impresionante garganta del río Avon y une Bristol con el norte de Somerset. Está gestionado por la Clifton Trust y se financia con el peaje que hay que pagar para atravesarlo. Atrae a miles de visitantes cada año. Es realmente espectacular.


Los habitantes de Bristol se sienten muy orgullosos de su puente. Es su seña de identidad y su monumento más representativo.


El puente ha sido usado como escenario de varias películas y en eventos culturales importantes, como el primer salto del puentismo moderno, el último vuelo del Concorde en 2003 o el traspaso de la antorcha olímpica en los juegos olímpicos celebrados en Londres en 2012. Pero también tiene su lado trágico pues es conocido como el "Puente de los suicidios" por el gran número de personas que lo han utilizado para saltar lanzándose al vacío, por lo que a finales de los años 90 se instalaron barreras como medida preventiva. También hay unas placas con un número de teléfono de la organización Los Samaritanos que  ayudan desde el punto de vista emocional para evitar los suicidios.


Después de atravesar en los dos sentidos el puente y acercarnos a los miradores para disfrutar de las estupendas vistas de la ciudad y de la campiña inglesa, volvimos andando hacía el parque  de Brandon Hill.


Brandon Hill es el parque más antiguo de Bristol. Es un espacio abierto precioso muy cerca del centro con casi 500 árboles de 100 especies diferentes. Es un lugar perfecto para tomar un picnic, pasear, tomar el sol, sentarte a leer un libro... Allí, bajo la sombra de un gran árbol, tomamos nuestro lunch.


En Brandon Hill se encuentra la Torre Cabot que fue construida entre los años 1896 y 1898 para conmemorar que el navegante italiano Juan Coboto,  John Cabot en inglés, llegó a Norteamérica bajo bandera inglesa.  Las vistas desde esta atalaya, en lo más alto de la colina, son espectaculares.
 

Seguimos bajando hacia el centro de la ciudad. En Park Street, una de las calles más famosas de Bristol llena de tiendas originales y divertidas y montones de bares y cafés, está  la famosa obra de Bansky de un hombre colgando del alféizar de una ventana escapando ante la llegada del marido de su amante. Como se puede comprobar algún  vándalo la ha estropeado con pintura azul.
 

Y es que Bristol es la capital del arte callejero y Bansky* es el pseudónimo de un prolífico y famoso artista callejero británico nacido en Bristol. Vimos otros murales pero si vuelvo a Bristol me encantaría dedicarle más tiempo a hacer una ruta específica en la capital mundial del arte urbano.
 
El final de Park Street nos encontramos el Ayuntamiento situado en la gran plaza de College Green y con la catedral de estilo gótico británico enfrente. Justo estaban también celebrando en la catedral la ceremonia de graduación de la Universidad.


Paseando por el centro visitamos Saint Nicholas Market, el mercado más antiguo de la ciudad, con calles empedradas y arcadas acristaladas. Muy auténtico con sus puestos de artesanía, flores, libros, discos,... y comidas de distintas nacionalidades. St Nicholas Market fue elegido como uno de los diez mejores mercados en el Reino Unido  y es la encarnación viva de lo que debería ser un mercado. No lo vimos en todo su esplendor pues ya estaban empezando a cerrar algunos puestos. Un paseo más por la zona comercial del centro, en la que en pocos metros cuadrados podemos ver hasta 500 tiendas diferentes, y vuelta al hotel a descansar. 

En nuestro último día el itinerario partía de la parada de autobús junto a la Bristol Temple Meads, la preciosa estación de trenes de Bristol. De allí fuimos a visitar St Mary Redcliffe. Esta iglesia parroquial anglicana de estilo neogótico es preciosa. Es del siglo XVIII y su torre principal hace que sea el edificio más alto de la ciudad. Aunque está un poco apartada del circuito turístico, vale la pena visitarla.

Fuimos paseando hacia Queen Square, una bonita y amplia plaza muy cerca del puerto ya que la idea era ver y disfrutar de toda la zona de Harbourside que es el área portuaria de Bristol. Desplazado el puerto comercial a otra zona, ahora está dedicado a zona de ocio y esparcimiento.


La historia de Bristol como puerto comercial se remonta al año 1051. En el siglo XIV, la ciudad comerciaba con España, Portugal e Islandia, y los barcos también abandonaban Bristol para fundar nuevas colonias en el Nuevo Mundo. La historia de Bristol como parte de la trata de esclavos está bien documentada. Era lo que se llamó el comercio triangular: los barcos partían de Bristolcon bienes manufacturados. Con ellos, llegaban a África, donde compraban los esclavos. De allí partían a América, donde los vendían, recibiendo pingües beneficios y comprando con ellos azúcar, ron, arroz y algodón. Finalmente, volvían a la ciudad, donde las materias primas eran vendidas y con el dinero obtenido, dejaban beneficios en la ciudad y compraban más bienes manufacturados. Un pasado bastante oscuro y vergonzoso con el que los habitantes de Bristol intentan reconciliarse.


Aquí en la zona del puerto hay varios museos, nosotros visitamos el MShed. Se trata de un museo muy interactivo e interesante sobre la historia de la ciudad y de la zona colindante, de su fundación, crecimiento y desarrollo desde tiempos prehistóricos.


Justo enfrente de este museo está amarrado el barco Mathew, que también visitamos, es otra de las interesantes atracciones de esta zona. Se trata de la réplica perfecta del barco que John Cabot utilizó para descubrir América del Norte  como ya he contado anteriormente. Al ser una de las replicas más reputadas del mundo naval, a menudo parte a otros puertos a exhibirse. Pero su base está en Bristol, que es donde amarra la mayor parte del año.



Es una zona de recreo realmente bonita y agradable con infinidad de opciones de las que disfrutar y en la que puedes echar todo el día.

 

Decidimos ir yendo hacia la zona donde está la estación de autobuses y paramos a descansar un rato en Castle park. En este parque se encuentran las ruinas de la bella iglesia de St. Peter, bombardeada en la Segunda Guerra Mundial, y  que  se conserva así como un memorial. Debido a las altas temperaturas las zonas verdes del parque estaban bastante secas lo que le daba cierto aire de abandono. 

Seguimos, de nuevo, paseando un ratito por la zona comercial ya que no queríamos coger el autobús de vuelta al hotel muy tarde ya que el vuelo de vuelta a Málaga salía a las 6.00h de la manaña por lo que tocaba madrugón del quince. 

Bristol  es una ciudad moderna, diferente, progresista, creativa, llena de niños, solidaria y multicultural. Lo de "la joya del oeste inglés" es bien cierto. Tengo que volver.

Dentro de lo que cabe no estuvo mal haber tenido la oportunidad, impuesta claro está, de conocer Bristol, pero lo cierto es que creo que de milagro no besamos el suelo español cuando llegamos a Málaga. 😜


 *Hace un par de días se ha vuelto a hablar de este artista, al autodestruirse una obra suya, niña con globo, momentos después de ser vendida por 1,04 millones de libras en subasta de Sotheby's.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Nick Drake y un viaje por el suroeste de Inglaterra V 🇬🇧





Llegamos a nuestra última etapa del viaje. Aunque el encuentro musical, por el que había sido programado este viaje, se celebraba en  el pequeño pueblo de Tanworth in Arden, nuestro alojamiento estaba en la localidad cercana de Henley in Arden. Íbamos sin ninguna expectativa respecto a cómo sería el pueblo ya que su elección fue puramente práctica: allí encontramos el alojamiento más cercano al encuentro musical.

 

Pero nos llevamos una grata sorpresa al comprobar que Henley es una maravilla, una auténtica joya de la arquitectura Tudor. En su calle principal, de una milla de longitud, hay hasta 150 edificios catalogados de interés arquitectónico o histórico especial.



 
Entre todas las casas destaca el Guild Hall, un edificio con entramado de madera que se encuentra al norte de la iglesia de San Juan. Ha sido restaurado extensamente, aunque muchas de las maderas originales permanecen y es una de las muchas maravillas arquitectónicas con vigas de madera del lugar.



Con bonitas y antiguas iglesias.




Henley es también un pueblo con varios pubs tradicionales, cafés, restaurantes populares y la famosa heladería Henley.  


Después de comer en Henley y descansar un poco nos fuimos para Tanworth in Arden pues esa tarde se celebraba el primer concierto del Encuentro musical Nick Drake. ¡Por fin llegamos al objetivo principal de nuestro viaje! Este primer concierto se hizo en una sala del ayuntamiento y músicos principiantes o aficionados seguidores de Nick, venidos de diferentes partes del mundo, interpretaron sus canciones.


Tanworth in Arden, es un pueblo muy pequeño, que permanece relativamente intacto al paso del tiempo,  rodeado de unos paisajes preciosos. Un lugar realmente agradable y tranquilo.


El encuentro es un evento también pequeño, íntimo y acogedor. Lo promueve una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es únicamente ensalzar la figura de Nick Drake. No se cobran tarifas de inscripción ni entradas. Tanto los organizadores como los artistas y aficionados que asisten lo hacen por amor y devoción a este cantante.

  
Nick, nacido en Birmania por motivos de trabajo de su padre, creció y murió en  Tanworth-in-Arden. Fue a la escuela pública de Marlborough y después a la Universidad de Cambridge, donde inició sus estudios de Literatura Inglesa. Nueve meses antes de terminarlos, abandonó los estudios para lanzarse a su carrera musical.

Fue un cantante y compositor inglés de finales de los sesenta y principios de los setenta que murió a los veintiséis años no sin antes componer un puñado de canciones eternas. Un artista que no recibió en vida el menor reconocimiento y que hoy corre el peligro de que su imagen acabe por devorar su obra. Porque Nick tenía la figura romántica perfecta: pelo largo, alto, delgado, pálido, con pañuelo al cuello, una elegancia natural, una enfermedad mental y una muerte prematura. 

Antes de que se hiciera de noche, nos volvimos a Henley pues aunque el trayecto era corto, mejor conducir con luz por una carretera estrecha y con curvas.

Como el segundo y último concierto no era hasta el día siguiente por la tarde, esa mañana decidimos acercarnos a Stratford upon Avon ya que está a solo 9 millas de Henley. Yo ya había estado en Stratford allá por 1992 así que volver después de tanto tiempo me hacía mucha ilusión y además para Javier era la primera vez. Estando tan cerquísima ¡cómo no acercarse a la cuna de Shakespeare y donde el dramaturgo desarrolló toda su carrera! Uno de los destinos más turísticos de Inglaterra.

Llegamos temprano y estuvimos paseando por el centro con las casas de madera de la época Tudor, las cafeterías y las tiendas tan auténticamente inglesas, para luego acercarnos a una de las zonas del río para coger uno de los barquitos que te dan un paseo para explorar los canales del  Avon. El canal, repleto de patos y cisnes y con inmensos árboles que parecen tener vida propia, es una maravilla.


Terminado el placentero y agradable paseo en barco, seguimos caminado por la orilla opuesta, el Avon Bank Garden. Llegamos a la iglesia Holy Trinity Church. Esta es una de las iglesias más bonitas de Inglaterra. En ella, el autor de Romeo y Julieta, fue bautizado y enterrado. Además de este hecho histórico, esta iglesia es digna de visitar por diversos motivos: su interior es de estilo gótico inglés y está situada al lado de una gran zona verde junto al canal, eso hace que el acceso a esta iglesia sea un autentico espectáculo visual.
 
 
 

La tumba del ilustre inglés está cubierta por una lápida plana sobre la que hay un epitafio que según dicen fue escrito por él mismo:

 "Good friend for Jesus sake forebear,
 To dig the dust enclosed here.
 Blessed be the man that spares these stones,
 And curst be he that moves my bones".

"Buen amigo, por Jesús, abstente
de cavar el polvo aquí encerrado.
Bendito sea el hombre que respete estas piedras
y maldito el que remueva mis huesos".


Cuatro siglos después aún nadie se ha atrevido a desafiar estas palabras. Según cuentan, el genial autor sentía horror ante la idea de ser exhumado, de que sus restos fueron movidos por cualquier motivo, y con esta sutil pero directa amenaza pretendía eliminar de un plumazo cualquier intento de profanar su tumba.

Pasamos por el Royal Shakespeare Theatre que ya habíamos visto por la fachada trasera desde el río. Este teatro se convirtió en la primera obra importante erigida en Gran Bretaña a partir de los diseños de una mujer,  la arquitecta Elisabeth Scott. En definitiva Stratford Upon Avon es un lugar para caminar y disfrutarlo a cada paso, saborearlo y recordarlo.


Ya nos habíamos plantado en el mediodía y decidimos que mejor comer en Henley y descansar un rato antes de ir al segundo concierto.


Este concierto se celebraba en la iglesia de St Mary Magdalene. En esta ocasión los intérpretes eran músicos digamos algo más consagrados.

 

Nick fue un cantante, músico y poeta extraordinario pero aunque su carrera fue corta y estuvo cargada de fracasos comerciales, hoy en día se le considera un artista de culto.

En el cementerio que se encuentra junto a la iglesia está su tumba. Fue enterrado debajo de un inmenso roble con una lápida muy simple y pequeña en la que reza como epitafio una frase de la última canción de su álbum final y que dice: "Ahora nos levantamos y estamos en todas partes". Realmente significativo.


Para quien no conozca a este artista, aquí enlazo una de las canciones que Javier suele tocar y cantar y que me encanta: "Things behind the sun".


El viaje toca a su fin. Al día siguiente deshacemos el camino para volver al aeropuerto de Bristol y coger el vuelo de vuelta a Málaga. Empezamos a sentir ganas de regresar.
 

(Continúa en Nick Drake y un viaje por el sureste de Inglaterra VI)